En este planeta de conquistadores y conquistados, todas las ciudades quieren tener una estatua ecuestre de la cual presumir (aunque algunas ciudades tuvieron que ver como con el tiempo fueron derribadas). Dicen que el General Joan Prim i Prats (1814-1870) o Juan Prim y Prats, era bueno (según para quien, digo yo) y no veremos eso.
Cuando Prim tenía un añito, José de San Martín ya conocía a Napoleón (Baylén), y de vuelta en Argentina, preparaba el cruce de los Andes.
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